domingo, 9 de diciembre de 2007

El Palmar de Troya


La iglesia de "El Palmar de Troya" fue fundada en 1975 (aunque sus raíces provienen de 1968). Su basílica está localizada en España, en el desierto del pequeño pueblo que la nombra, al sur de Sevilla. Fue fundada por Clemente Domínguez y Gómez, el cual posteriormente se coronó como Papa Gregorio VII. Desde su muerte en 2005, la iglesia está liderada por el Papa Pedro II (Alonso Manuel Corral, quien dice que no es el último Papa) quien denuncia Roma como el lugar en el que mora el Anticristo, como hizo su predecesor.

Video denuncia creado por un exmiembro de la Iglesia Palmariana


PARAPSICOLOGíA
La Iglesia Palmariana fue establecida como grupo en 1975 por Clemente Domínguez y Gómez, corredor de seguros de Sevilla que declaró haber visto a la Virgen María en las inmediaciones de la pequeña aldea del Palmar de Troya y difundió que ella le había dado instrucciones de librar a la Iglesia Católica de la herejía y del comunismo. Antes de que Clemente se labrara su carrera como adivino, los videntes en El Palmar de Troya habían sido unas niñas.
Las supuestas apariciones marianas, curaciones milagrosas y fenómenos paranormales empezaron en 1968 y se prolongaron hasta 1975, protagonizadas por cuatro niñas de 12 y 13 años que aseguraban haber visto a la Virgen cerca de El Palmar de Troya. Esto ocasionó una gran afluencia de peregrinos al lugar. Los videntes contaban con muchos devotos mayormente desahuciados y la considerable ayuda de los sacerdotes diocesanos y regulares. Los demás videntes fueron desplazados posteriormente por Clemente, quedando como vidente principal del lugar.
El grupo alrededor de Domínguez y Gómez no se estableció inicialmente como iglesia separada, sino como una nueva orden religiosa, (Orden de los Carmelitas de la Santa Faz), inspirada por las supuestas apariciones y que se definía como “fiel al papa santo Pablo VI”. Con posterioridad esta Orden canónica pasó a honrar a dicho papa como mártir.
La Orden afirmaba que el papa había sido secuestrado en el Vaticano por los cardenales que conspiraban contra él. Afirmaban además que estos cardenales le suministraban drogas alucinógenas con las que podían manejarlo a su antojo.

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